Sí, ese picante amigo, (bueno, amigo mío al menos), es un picante.
Noooo, pero un picante de verdad. Un roto, ordinario y cuando quiere, maricón también.
Comer ají, desde chica a sido uno de mis placeres culpables, gracias a unos padres sureños, amantes de los asados con la tonta papa cosida, el "wen" arrollao e' huaso, y, acompañando a todas esas exquisiteses, el "inocente" ajicito, como le dice mi mamá, no puede faltar.
Y es que son varios los tipos, varias las intensidades de, mmm, ¿Cómo decirlo? ¿picantés?, ja!, sí, suena bien, picantés. Hay distintas intensidades que picantés, que hacen fácil comerlos, es sólo, saber elegir.
Pero yo tengo un problema para comer a este individuo. Pues, en la foto, quienes sonrien a la cámara, son la familia Ají Cacho de Cabra. Ellos,encarnan el grupo más picante de los ajíes chilenos, encargados de darle color, pero sobre todo, el increible sabor al Merquén, merkeñ como lo bautizaron los mapuches en la IX región. Mi aliño predilecto, sin duda.
Bueno, ahora, porqué digo que aveces este señor es un maricón. Resulta que, por lo mismo, por ser tan picante, son variados los problemas que puede traer. Por ejemplo, hace una semana, mientras comía de la fuente gigante de pebre cuchareado, pero hecho con Cacho de Cabra. Con la boca roja, sudando como si hubieran 30 grados (estaba lloviendo), con la boca ardiendo y pa que decir el estómago; mi madre me hace una confesión, bastante triste por lo demás. "Oye, si después terminas con cancer de estómago, no me heches la culpa!, total, yo estoy clara que voy pa allá. Si no me da cancer por este vicio maldito que tengo, es porque dios es grande."
Mi cara, a pesar de el rojo que tenía, palideció. Nunca se me había pasado por la mente que fuera tanto el daño que pueden causar. Pero es obvio, sólo que no se me había ocurrido.
Las alternativas son dos. desde aplacar las ganas y no comerlo, o simplemente, devorar toda papa molida con ají, (bueno, o ají con papas, como me gusta a mi), pan con ají, consome con ají...y tantas cosas ricas que se pueden devorar (comer).
Porque, si en Mexico, el nombre de nuestro país encarna el más famoso de los picantes latinoamericanos, ¿es por algo no?
