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miércoles, 20 de febrero de 2008

Gracias Facebook

Hace unas semanas me uní a la comunidad Facebook. Bueno, me unieron, pero eso no viene al tema. El cuento es que en estas semanas post Valle y Serena, Santiago está realmente fome. Aparte del sofocante calor, no hay mucha gente disponible. Todos veranean y Santiago está literalmente muerto. Entonces esta extraña herramienta de comunicación ha sido una gran ayuda para matar esos momentos de aburrimiento extremo. Cuando la piscina Pelopincho es declarada como fome, te terminaste la Rolling Stone del mes y tu biblioteca casera ya no tiene nada para ofrecer.
Mi primera sorpresa fue ver la cantidad de personas que tienen un sitio. Sus fotos en las que muchas veces apareces por arte de magia y las redes a las que puedes entrar.
Y resulta que mientras navegaba por los sitios de algunos compañeros de universidad me encontré con el Facebook de un profesor de mi escuela, un periodista que no me ha hecho clases pero que sí conozco por sus artículos en prensa(prefiero no revelar su nombre). Claramente mi morbo me llevó a lo más humanizador del sitio, sus fotos. Revisé todos los álbumes de fotos que pillé, las miré y las re miré para conocer a toda su familia, sus carretes, sólo me faltó encontrar las de su matrimonio para conocer a toda su parentela.
Hay que asumirlo, el tipo es bastante exitoso y por lo que pude notar es un padre absolutamente enamorado de sus hijos, tiene 2 niñitos bien lindos y una paciencia increible para capturarlos en los momentos más tiernos de sus pequeñas vidas. Los fotografía a color, en blanco y negro y en sepia, en la piscina, mientras duermen, en sus vacaciones y en la tina. Es el prototipo del padre chocho.
Después de unos minutos ensimismada en el padre del año, lo envidié. Me dieron tantas ganas de ser como él, de que esos hijos fueran míos y de tener una vida tan entretenida como la suya. Y ojalá lo logre, pues para eso estoy en esta extraña carrera, para tener una vida bien viajada, para poder escribir todos los días, para conocer personas y lugares que me muestren realidades tan distintas a la mía y que eso me haga dormir tranquila, sabiendo que elegí bien, que mis miedos no son más que inseguridades tontas de una niña que salió del colegio conociendo tres comunas de su ciudad y asegurándole al mundo que Santiago es Chile y que el mundo es casi un mero espejismo, lejano y atemorizante.
Si me preguntan porqué las fotos de sus hijos me hicieron llegar a todas estas conclusiones no sabría cómo responder. Realmente no lo sé, pero de que me dieron ganas, me dieron.

Y todo esto por Facebook

sábado, 9 de febrero de 2008

Punto de partida



Hace un par de días volví de mis vacaciones en la IV región. Dos semanas que ayudaron bastante a mi sanidad mental, pues Santiago se me estaba haciendo cada vez más apestoso. No sólo por el calor infernal, sino que por una serie de cosas que me tenían bastante desinflada anímicamente.
Todo partió el domingo antes del viaje, cuando estaba más preocupada de mi desgraciado colon, que después de 8 años volvió para darme un gran susto; Y cómo no, de mi muela del juicio, la que nunca puede faltar. 11 de la noche y llegan a mi casa mis amigas. 12 de la noche llega Tomás con su primo del que sólo sabía que era probable que se bajara del bus a último minuto. 12:30 llegan mi ex compañera de colegio con 2 desconocidos, a los que invito a pasar con esa extraña sensación de saber que convivirás una semana con puros extraños y con tus 2 amigas que horas antes se habían gritado y hasta de portazo se habían ido. Raro.
Martes siguiente y después de sacar mi licencia de conducir comencé a preparar todo. Bolso, mercadería, saco de dormir, remedios para aniquilar desde cañas hasta fulminantes ataques al colon. 11:40 y subiamos al bus rumbo a La Serena. A mi lado Camila, adelante Andrea y Natalia, repartidos por el bus Tomás, Matías ( que no se bajo del bus), Cristian, Álvaro y Enrique. No fue fácil dormir con el dolor de muela, pero lo logré.
A eso de las 7 de la mañana llegamos al terminal y después de unas compras tomamos el bus hacia Pisco, nuevamente durmiendo, y sin dolor. Cerca de las 2 de la tarde llegamos al Refugio el Ángel del pequeño pueblo...
El resto de la historia le pertenece a los 10 protagonistas, que con sus experiencias armaron un viaje espectacular, lleno de momentos que hoy recuerdan con una sonrisa en sus caras y en sus almas.
A título personal sólo puedo decir que estoy profundamente enamorada de esa semana, que sinceramente no extrañé ni a mis perras, que entendí muchas cosas, que esos 9 personajes hoy son mis amigos, pues logramos formar un grupo increible. Y que mi muela y mi colon nunca más me molestaron.